12 Sep, 2021 | cbd_user | No Comments
CBD vs Epilepsia: conoce un caso real de éxito
Según el hospital Mayo Clinic (Minnesota, Florida y Arizona), la Epilepsia es: “un trastorno del sistema nervioso central (neurológico) en el que la actividad cerebral se vuelve anormal, lo que provoca convulsiones o períodos de comportamientos o sensaciones inusuales y, a veces, pérdida de conciencia”.
Es importante saber que la enfermedad es tratable, con medicamentos (eso dicen), con cirugías y con CBD y THC, pero no tiene cura. Es una enfermedad que aqueja a personas de todas las edades, de todas las razas y que tiene diferentes orígenes, ya sean genéticos, por un golpe, por un derrame cerebral, entre otros.
En Colombia, según Paula Martínez, directora del comité Temático de Epilepsia, tenemos un índice alto de casos de la enfermedad, 11 por cada 100 mil habitantes, claramente en comparación con otros países mucho más afortunados y mucho más desarrollados que tienen mayor acceso a la salud; nuestro país cuenta con aproximadamente 450.000 habitantes con Epilepsia. Pero, ¿con qué carajos tratan a una persona que tiene Epilepsia para que “no le den esos ataques”?
En numerosos casos, los niños son diagnosticados con epilepsia desde recién nacidos, de 1 dos o 3 años, las edades varían pero generalmente la enfermedad se evidencia a una temprana edad, entonces “deben medicarlos” inmediatamente puesto que hay casos en los que los ataques pueden llegar a ser de 10 a 300 en un día, claramente esos ataques dejan daños cerebrales, en muchos casos irreparables, pero cuando los doctores comienzan a medicar a un niño tan pequeño las consecuencias muchas veces son peores.
En primer lugar, debemos entender que
1. No todos los medicamentos “anticonvulsivos” funcionan para todas los niños/personas.
2. Los medicamentos anticonvulsivos no eliminan la convulsiones sino que “las controlan”.
3. Los efectos secundarios de los fármacos muchas veces empeoran la situación cognitiva de los pacientes. Fármacos para “tratar” la Epilepsia y sus desagradables efectos secundarios: – Clobazam: DEPENDENCIA, embotamiento afectivo (o anestesia sentimentimental), confusión, cefalea, depresión, somnolencia y reducción del estado de alerta, entre otras. – Levetiracetam:
CONVULSIÓN, depresión, irritabilidad, hostilidad, agresividad, anorexia, somnolencia, letargo, vértigo, diarrea, vómitos, y otros más. – Topiramato: Sangrado de nariz, letargo, confusión, visión borrosa, adormecimiento en manos y pies, dolor de cabeza, nerviosismo, fiebre, pérdida de peso, vómitos, cansancio excesivo, y como 20 más. – Zonisamida: ampollas en la piel, sangrado en la orina, pérdida de sentido, hormigueo en manos y pies, dolor de cabeza, vértigo, irritabilidad, náuseas y vómitos, problemas de memoria, insomnio, visión doble, y otro montón más.
Y podríamos seguir hasta el otro año hablando de otro montón de veneno/medicamentos y sus efectos secundarios que los doctores le prescriben a sus pacientes. Por ahora enfoquémonos en los realmente importante.
¿Qué diferencia tiene tratar a un paciente con CBD que con el cóctel de fármacos anteriormente nombrado?
Una de las propiedades terapéuticas más fascinantes del CBD es que es un neuroprotector, factor decisivo a la hora de entender por qué puede ser un tratamiento alternativo, natural y sobre todo efectivo contra la epilepsia y por otra parte, algunas hipótesis de evidencia clínica afirman que los efectos farmacológicos del CBD y el THC tienen que ver con su manera de actuar sobre los receptores cannabinnoides CB1 y CB2 (que encontramos en nuestro cuerpo dentro de nuestro Sistema Endocannabinoide).
Por otra parte, los efectos secundarios del CBD son mínimos a diferencia de los fármacos tradicionales que se usan para la epilepsia, dichos efectos son leves y moderados: sequedad en la boca, cefaleas, mareos, somnolencia y disminución del apetito, generalmente estos síntomas mejoran reduciendo la dosis de CBD y desaparecen al suspender la administración.
Es bastante evidente que no se acercan a los dañinos efectos secundarios de la medicina tradicional ¿verdad? Un caso de la vida real: Cuando un hijo es diagnosticado con epilepsia solo hay una salida, o al menos es lo que creíamos: darle todas y cada una de las medicinas que el doctor prescribe, el doctor es el que sabe ¿verdad?
Pero muchas familias se han dado cuenta que sus hijos en vez de mejorar, en ocasiones están empeorando, algunos se vuelven resistentes a las medicinas y siguen teniendo los ataques e incluso cada vez más fuertes, notan que sus hijos están como “alienados”, pues uno de los efectos secundarios es que el niño/persona comienza a NO sentir, no se emociona, no llora, pareciera que no siente, no mira fijamente a otras personas, simplemente no socializa.
En Archery, Alberta-Canadá vive una familia que atravesó un infierno con la epilepsia que padecía su hija Maya, quien a tan solo 29 minutos de vida tuvo su primer ataque epiléptico, los cuales sufría cada 5 minutos, tenía cientos de ataques al día, su madre Sarah casi muere cuando el doctor le dio un nombre (diagnóstico) que no entendía, “Síndrome de Ohtahara”, y quien aseguró que probablemente la niña no iba a sobrevivir y que no iba a salir de la clínica. Según el Epilepsy Foundation, “el síndrome de Ohtahara es un síndrome de epilepsia poco frecuente en neonatos y bebés, también es conocido como encefalopatía epiléptica infantil temprana con patrón de supresión de estallido”.
Generalmente se diagnostica antes de los 3 meses de edad, sin embargo, la primera convulsión se puede sentir hacia el último trimestre (cuando el bebé aún está en el útero de la madre) o se puede observar durante los primeros días de vida. Se pueden notar problemas motores y también cognitivos en el bebé que pueden empeorar progresivamente. El Síndrome de Ohtahara afecta tanto a niños como a niñas.
A los tres años de Maya su estado de salud estaba tan deteriorado por la epilepsia que ya se prepararon y comenzaron las charlas familiares sobre si la iban a cremar, cual iba a ser su ataúd y otro montón de temas terriblemente dolorosos.
Ninguna medicina, de la cantidad industrial que recibió su corta vida, había podido controlar sus ataques, desesperados, sus padres contactaron un grupo de apoyo para familias con niños que sufrían epilepsia y allí todo cambió: por fin hablaban con personas atravesando la misma situación y sintiendo su mismo dolor.
Por cosas de la vida conocieron en internet la opción de tratar la epilepsia con aceite de cannabis, para ese momento, 2016 en Canadá, el cannabis todavía no era legal, ni mucho menos era posible para un médico recetar cannabis como tratamiento contra la epilepsia, sin embargo, los padres de Maya como pudieron consiguieron un permiso para comprar marihuana medicinal y ellos comenzaron a preparar aceite de cannabis para dárselo a su pequeña hija.
Dice Sarah que el mismo día que le dio aceite de cannabis a Maya, a cambio de los fármacos, vio el cambio, dice que simplemente los ataques cesaron, a los seis meses le hicieron nuevamente una EEG (electroencefalografía) que dejó perplejos a los doctores, su condición había mejorado completamente, nada de ataques ni actividad cerebral anormal.
Sin embargo, al mes el doctor le envió a Sarah una carta que decía básicamente que la marihuana no era un tratamiento aprobado para la epilepsia y que no podía seguir avalando su uso en la paciente.¿Es posible? Por supuesto Sarah tomo las riendas de la salud de su hija e hizo pública la situación, amigos y familiares le dijeron que no lo hiciera, que era estúpido hacerlo, pero ella no tenía nada que perder, había visto a su hija tener “una vida”, no sufrir ataques y de hecho vivir todos como una familia, así que un doctor en Ontario vio su caso y le dio nuevamente la prescripción para poder seguir consiguiendo la marihuana medicinal.
Lo increíble del caso es que a pesar de ver los excelentes resultados en la mejora de la vida de Maya pareciera que la ley siguiera dándole la guerra a la marihuana en incluso la página web de ”Health Canada” expresó al público que la marihuana NO era una droga avalada en Canadá para uso médico, que el Gobierno NO lo avalaba pero que la corte había requerido un “acceso razonable” para una fuente de marihuana cuando el médico lo autorizara.
Pero este claramente no es el único caso donde los padres de familia se enfrentan a la ley para abogar por la salud de sus hijos e ir contra la ley no asusta cuando la vida de tu hijo está de por medio, la pregunta es: ¿vale más la industria de fármacos que la vida de las personas? ¿sigue siendo más importante llenarle los bolsillos a los grandes empresarios que salvar vidas?
La respuesta triste y desgraciadamente es SI. La política, de la gran mayoría de países, sigue protegiendo las industrias millonarias que no brindan fármacos seguros y efectivos para tratar nuestras enfermedades. Así que como te puedes dar cuenta en tus manos está tu salud y la de tu familia, tienes el conocimiento en tu pantalla, investiga, pregunta, indaga, siempre y por tu bien. Una vez más te mostramos que el cannabis es mucho más que un porro.
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